El siniestro vial típico provocado por el sueño es una salida de vía, que suele producirse de noche y en la que el conductor viaja solo e impacta contra un objeto. El resultado suele ser mortal porque la víctima no frena: estaba dormida.
Para prevenir este final, la tecnología ha acudido al rescate. “Hoy en día ya tenemos Sistemas Avanzados de Ayuda a la
Conducción (ADAS) obligatorios, como el frenado de emergencia, que tienen un impacto directo en la somnolencia al volante”, asegura Álvaro Gómez, director del Observatorio Nacional de Seguridad Vial de la DGT. La idea es seguir avanzando en esta línea, pero queda camino por recorrer.
“El protocolo Euro NCAP contempla que, ante la detección de señales de un estado adverso para la conducción (por ejemplo el sueño), el vehículo intervenga directamente, por ejemplo, aumentando la sensibilidad de otros sistemas ADAS, como podrían ser los relacionados con el mantenimiento del vehículo en el carril”, explica Cristina Periago, psicóloga del departamento de Factor Humano del grupo IDIADA, una empresa que chequea para fabricantes e investigadores si los nuevos sistemas que están desarrollando funcionan y cumplen los requisitos que exige la Unión Europea para su homologación.
Pero ese futuro, en el que el coche pueda tomar decisiones en caso de que el conductor caiga dormido, aún está por llegar, e incluso cuando llegue los expertos tienen claro que esta batalla contra el sueño en la conducción no se va a ganar únicamente con tecnología.